Urbanismo Emergente, Ciudadanía y Esfera Digital
Taller “Hacking the City” | Sevilla | UNIA | 27/09/2012
Nuevas herramientas para el empoderamiento del ciudadano
Este texto y la presentación que lo acompaña son el resultado de mi intervención en el taller Hacking the City, organizado por radarq y que acaba de tener lugar en Sevilla. El objetivo es reflexionar sobre el concepto de Urbanismo Emergente, y su capacidad de empoderar a la ciudadanía, teniendo en cuenta las posibilidades ofrecidas por la “esfera digital” y las nuevas tecnologías.
Paco González, quién me hizo llegar la invitación a participar en el taller, me sugería enfocar mi presentación contestando a estas preguntas:
¿Qué significa la calle como plataforma?
¿En qué afectan el mapeado y la geolocalización en la concepción de la ciudad?
¿Qué cambios producen la ubicuidad y el uso de los móviles / smartphones?
A continuación va mi reflexión al respecto.
Con Urbanismo Emergente entiendo el conjunto de acciones o micro-acciones que los propios ciudadanos ponen en marcha de forma espontánea y basados en la autoorganización, con el objetivo de modificar y/o mejorar su hábitat. Por consiguiente la ciudad se vuelve a entender como un espacio de producción social tal y como apuntaba Henri Lefebvre, y los habitantes como productores de ciudad bottom-up en contraposición a la visión top-down que caracteriza la planificación urbanística tradicional.
Antes de seguir, me gustaría resaltar es la necesidad de bajar la reflexión sobre el urbanismo y los modelos de ciudad, a la dimensión de lo cotidiano. Es necesario reflexionar sobre nuestro modelo de vida real; sobre cómo estamos viviendo la ciudad y nuestras relaciones sociales. Quiero promover una especie de bajada a lo “terrenal” para evitar caer en cuestiones demasiados teóricas, o lo que es peor, demasiado retóricas.http://www.youtube.com/embed/zZqk7uBZxRE
Paco Gonzalez en el curso Urban Social Design Experience desarrollado junto con Ethel Barahona.
Uno de los mayores problemas de la ciudad es la falta de comunicación entre vecinos. La distancia y la desconfianza que hemos generado hacia las personas desconocidas parece haber alcanzado un punto de no retorno. Cualquier dinámica o problema se resuelve siguiendo reglas y recurriendo a especialistas, ya no contamos con los vecinos ni para pedir un poco de sal o un sacacorchos.
¿Como poner en marcha procesos de urbanismo emergente en un contexto social tan árido?
Un buen punto de partida puede ser trabajar en procesos que mejoran la comunicación entre vecinos. Gracias a los blogs y a las redes sociales, los ciudadanos estamos empezando a compartir cada vez más información. Un porcentaje de esa información, aunque sea minoritario, está relacionado con el barrio o la ciudad en la que vivimos. En este contexto empieza a abrirse camino el Periodismo Ciudadano, una práctica muy poderosa para fortalecer y visualizar la identidad local.
fuente imagen: http://thenounproject.com
En realidad este proceso de intercambio continuo de información además de su evidente utilidad para las comunidades locales representa el primer paso para la puesta en marcha de procesos de Inteligencia Colectiva. Nos referimos a la posibilidad de generar nuevos vínculos sociales basados en el aprendizaje recíproco y a la capacidad de colaborar o trabajar en conjunto para proyectos y objetivos que se alejan de las reglas de mercado y la búsqueda de una interés personal directo. Sin embargo antes de llegar a la Inteligencia Colectiva, los ciudadanos necesitamos descubrir y entender un nuevo modelo de organización colectiva, es decir la “estructura en red” que, dependiendo de los casos, complementa o sustituye el modelo clásico de “la comunidad”.
Como nos explica la Wikipedia, una comunidad es un conjunto de individuos que comparten elementos en común, tales como un idioma, costumbres, valores, tareas, visión del mundo, edad, ubicación geográfica (un barrio por ejemplo), estatus social, roles. Por lo general en una comunidad se crea una identidad común, mediante la diferenciación de otros grupos o comunidades, que es compartida y elaborada entre sus integrantes y socializada.
Por otra parte una red social es una estructura social compuestas de grupos de personas, las cuales están conectadas por uno o varios tipos de relaciones, intereses comunes o que comparten conocimientos. También se puede entender como la red que envuelve a una persona (en los diferentes contextos sociales en los que interactúa); en este caso se habla de “red personal”. Una comunidad es en general una organización jerárquica que requiere un consenso y un compromiso explícito y continuo de sus miembros.
La comunidad suele producir sentimientos de pertenencia muy fuertes que están basados en la visibilidad y en la presencia, es decir que cada miembro tiene que confirmar continuamente su “afiliación” con actos de presencia, para que se le siga considerando como miembro de la comunidad. En este sentido vemos como el pegamento de este tipo de organización son las mismas personas, sus relaciones y su presencia.
Una red funciona de forma horizontal y en lugar del consenso requiere de sentido común y equilibrio. Los participantes de una red no suelen identificarse con ella como suele ocurrir en la comunidad, este aspecto resulta muy interesante porque no exige compromiso alguno. El resultado es una mayor libertad que se basa sobre un intercambio más intenso y más transparente de la información que se produce dentro y por la red.
Destacaría una diferencia muy importante: para la supervivencia de una comunidad lo más importante son las personas, sin embargo en el caso de una red lo más importante es la información; de manera que un proyecto basado en una comunidad fracasa por ciertos problemas relacionales entre las personas, mientras que un proyecto en red, suele fracasar por falta de transparencia y en generar por falta de información. Algunas micro-acciones urbanas que aunque no pueden contar con una comunidad que la respalde, si pueden entenderse como promotoras del nacimiento de nuevas redes.
A este punto nos viene casi automático hablar de las redes sociales digitales, entendidas como herramientas de comunicación para procesos de auto-organización e inteligencia colectiva. Desafortunadamente las más usadas, como facebook y twitter esconden en realidad otros problemas relacionados con el uso de los datos y la privacidad del que podríamos estar hablando mucho tiempo. Es cierto que han conseguido que una masa impresionante de personas las usemos, y esto nos permite utilizarla para dialogar con todo tipo de personas, algo importante cuando hablamos de empoderamiento ciudadano.
¿Cómo conseguimos trasladar al espacio todo este potencial y esta capacidad de auto-organización y de colaboración que estamos experimentando en la esfera digital?
La gran oportunidad nace del internet móvil y de la georreferenciación, dos cosas que juntas permiten algo que antes era impensable, es decir asociar en tiempo real una identidad digital con un espacio físico concreto. Es decir que si antes nuestra identidad digital era prácticamente ubicua, ahora podemos darle dimensión espacial.
fuente imágen: http://www.clker.com/
Se genera lo que he definido Sentient Identity, una identidad sensible capaz de adaptarse en función del lugar en el que nos encontramos. Esta nueva Identidad Digital contextualizada en tiempo real genera una conexión directa entre un espacio, su correspondiente información digital y de las personas que lo están ocupando. Esta hibridación y el procesamiento de esta enorme cantidad de información aumenta la capacidad de un espacio de generar oportunidades, de generar sinergias entre las personas que lo configuran y de fomentar la serendipia.
imágen de Francesco Cingolani (@immaginoteca) – http://francescocingolani.cc
La esfera digital nos ha acostumbrado a algo que no tenemos en la dimensión presencial: la trazabilidad. La mayoría de las cosas que hacemos en internet dejan una huella asociada a nuestra Identidad Digital, es cada vez más difícil gestionar diferentes identidades a la vez.
Aunque claramente esto tiene su parte mala con peligro de que genere en un control demasiado fácil de nuestra información personal, también tiene un uso muy positivo a la hora de relacionarlo al espacio, gracias al uso del internet móvil y la Sentient Identity.
Existen servicios de Social Eating como gnammo.com que permiten organizar comidas en casa a las que pueden participar desconocidos. Con Sentient Identity sería posible descubrir que un vecino organiza una comida o que sea un turista quién lo descubra. Como estos servicios suelen pedir identificarse con cuentas ya activas en otras redes sociales consiguen que los usuarios si fien más, es decir confían en la trazabilidad; confían en que nadie haría algo muy malo porque sinó se enteraría todos los amigos de su red social.
imágen de Francesco Cingolani (@immaginoteca) – http://francescocingolani.cc
Este tipo de conexión entre la información digital y el espacio físico hacen que la trazabilidad que caracteriza internet se vuelve presencial, y cuando disponemos de internet móvil se puede aplicar a todo tipo de actividades.
La calle como plataforma
La calle, entendida como espacio público, siempre ha funcionado como plataforma capaz de favorecer relaciones sociales, actividades comerciales y productivas, un espacio para el debate y la dimensión política.
imágen de Francesco Cingolani (@immaginoteca) – http://francescocingolani.cc
Hoy todas estas funciones se han trasladado hacia otros lugares e incluso en otras dimensiones, una muy importante es la dimensión digital. Como hemos visto, podemos entender la esfera digital como una herramienta para que la calle vuelva a ser una plataforma, un espacio de oportunidad. Dan Hill empezó a hablar de este concepto ya en 2008, en un post titulado The street as platform. La calle es claramente uno de los espacios donde mejor se puede intervenir con acciones de urbanismo emergente.
En muchos casos podemos empezar a usar la calle como plataforma simplemente gracias a un cambio de actitud.
A continuación veremos una serie de ejemplos asociados a un cambio de actitud.
fuente imágen: http://www.taringa.net
/Corresponsabilidad
Involucrar por igual: procesos de responsabilidad social colaborativa que consiguen implicar a instituciones, empresas, organismos e individuos.
Oficina de Gestión de Muros que mediante procesos negociados para la inclusión de graffitis en medianeras urbanas, consiguen mesas de discusión entre administraciones locales, comunidades de vecinos, agentes del barrio, artistas urbanos y financiadores públicos o privados. El resultado no sólo se muestra en la intervención de la medianera en sí, sino que también desarrollan políticas de aprendizaje sobre arte urbano. Ver también openwalls.org.
Descubierto gracias a Vivero de Iniciativas Ciudadanas
/Estructuras ligeras
Federar voluntades en busca de objetivos con otros y no contra otros.
Frente a las infraestructuras pesadas que suelen ser programadas en los planes urbanisticos definidos desde arriba, en la acciones de urbanismo emergente se suelen generar estructuras ligeras, a veces invisibles y en todo caso ajenas a grandes presupuesto y gastos de mantenimiento.
En bici por Madrid pone en evidencia como el uso de la bici en la capital no depende exclusivamente de la construcción de un carril específico. Mediante la generación colectiva de mapas de calles tranquilas consiguen transparentar las vías que poseen condiciones seguras para acoger el tránsito de ciclistas. Esta infraestructura invisible (PDF) y flexible nunca se formaliza, esta presente en la web y sólo se hace física cuando un ciudadano de manera anónima recorre la ciudad utilizando estos planos.
/Microurbanismo
Crear identidad local con acciones ligeras de bajo perfil económico y pocos requerimientos burocráticos.
En estos procesos no se produce exclusivamente una intervención en el espacio o en la trama urbana sino que se fomentan procesos de creación colaborativa, modos de economía local, se rescatan valores que logran despertar una comunidad local.
PARK(ing) Day es una celebración anual y global en la que artistas, diseñadores y ciudadanos comunes colaboran para transformar temporalmente (por un día) estacionamientos con parquímetro en espacios de PARK(ing) o áreas verdes públicas temporales.
/Prosumer
¡Consume lo que produce!
La sociedad y la economía está hoy estructurada sobre un proceso de creciente especialización a la vez estrictamente asociado a la idea de que el progreso sólo es posible cuando se asocia al crecimiento económico. A lo largo de nuestra vida activa es muy probable que nos dediquemos a la producción de una reducida gama de cosas, proyectos, servicios que además en la mayoría de los casos no tienen nada que ver con nuestra vida cotidiana. Este modelo nos lleva a ser totalmente dependientes de las producciones de los demás, puesto que la totalidad de las cosas que necesitamos para la vida de todos los días no podemos (o no queremos) producirlas nosotros mismos; nos limitamos a consumirlas sin producirlas. Hoy afortunadamente el ciudadano empieza a ser prosumer, es decir productor y consumidor al mismo tiempo. Un concepto que además se asocia al de inteligencia colectiva y producción colectiva, puesto que lo que se produce y se consume es en realidad el resultado del trabajo de muchas personas todas prosumers. Un vecindario prosumidor es capaz de poner en marcha procesos abiertos que solucionan problemas locales y/o aportan conocimiento.
La galería de magdalena propone sacar al peatón de su realidad, generar situaciones nuevas entre ellos y usar el espacio público como productor de espacios galerísticos con intervenciones urbanas de bajo coste.
/Co-creación
Pensamiento y acción colectiva.
Iniciativas que operan con pocos recursos contando con una amplia cantidad de agentes, de manera que el resultado no depende de un autor sino de un proceso de inteligencia y creación colectiva.
El colectivo Basurama, a través de sus diferentes prácticas relacionadas con residuos urbanos, propone procesos de diseño abierto donde la comunidad explora el potencial de diseñar con otros. Código abierto, procomún, deslocalización y sobretodo colaboración están implícitos en este tipo de procesos.
/Gamitifcation
Jugar con la ciudad.
Este término hace referencia al uso de la mecánica de jugabilidad en contextos ajenos a los juegos, con el fin de que las personas adopten cierto comportamiento. En nuestro caso se trata de acciones que utilizan el juego para promover una mayor identificación con el lugar en el que vivimos y favorecer la interacción entre vecinos. Un elemento importante de estas dinámicas es su capacidad de generar procesos de aprendizaje, que además pueden ser el resultado de una acción colectiva de manera que se incentiva y se mejora el capital social.
Geocaching es juego que consiste en esconder y encontrar “tesoros” en cualquier lugar, con la ayuda de un GPS. Cada persona, puede esconder objetos en el campo o en la ciudad y posteriormente apuntar las coordenadas geográficas de ese punto mediante un receptor GPS y hacerlas públicas en sitios web especializados para que otras personas puedan efectuar su búsqueda. Estas paginas son verdaderas comunidades digitales donde puede entrar a consultar tesoros escondidos cerca de su casa o por alguna zona donde vaya a hacer un viaje. La etiqueta marca que quien encuentra uno de estos tesoros, puede llevarse un objeto de este pero a cambio tiene que dejar otro de igual o mayor valor para el siguiente visitante.
Descubierto gracias a @Zuloark
/Consumo Colaborativo
Compartir para relacionarnos más y vivir mejor.
El término consumo colaborativo se refiere al cambio cultural y económico en los hábitos de consumo marcado por la migración de un escenario de consumismo individualizado hacia nuevos modelos de intercambio, uso compartido, trueque o alquiler, potenciados por los medios sociales y las plataformas peer-to-peer. Esta práctica puede conseguir importantes cambios en la manera de vivir la ciudad, promoviendo nuevas ocasiones de colaboración con nuestros vecinos, por ejemplo como ocurre con los grupos de consumo.
Gnammo es una plataforma web que ofrece a todos, aficionados o profesionales, la posibilidad de organizar cenas almuerzos y eventos directamente en su casa. Una red donde compartir con amigos habilidades en la cocina o la pasión por la comida.
Descubierto gracias a Francesco Cingolani (@immaginoteca)
/Crowdfunding
También denominada financiación colectiva, microfinanciación colectiva, y micromecenazgo, es la cooperación colectiva, llevada a cabo por personas que realizan una red para conseguir dinero u otros recursos, para financiar iniciativas de otras personas u organizaciones.
Spacehive es la primera plataforma de crowdfunding exclusivamente enfocada a proyectos urbanos locales.
Descubierto gracias a Yago Bouzada (@BurningJak) del estudio Nodos Arquitectura (@NodosArq)
Referencias
Este texto nace con referencias directas a textos, trabajos y reflexiones de Alba Balmaseda y Esaú Acosta de Vivero de Iniciativas Ciudadanas, el curso Arquitectura en Beta de Paco Gonzalez (@pacogonzalez) y Ethel Baraona (@ethel_baraona), el curso de Entorno digital y aprendizaje urbano de Paco Gonzalez y Enric Senabre (@esenabre), los trabajos de Zuloark, Basurama y Ecosistema Urbano y las investigaciones de Carlos Camara (@carlescamara).
A continuación la presentación:
¡Muchísimas gracias por la mención Dome! Me he quedado con ganas de saber qué dijeron los asistentes al taller. ¿Qué les pareció tu ponencia? ¿Qué les parecieron todas estas opciones?
En lo que a mi respecta ando dándole vueltas a la relación entre tecnología y ciudades, pues si bien es cierto que tenemos muchas oportunidades como las que comentas y que sin duda generan nuevas formas de relacionarse entre personas y con la ciudad, soy un tanto escéptico en cuanto a su relevancia real. No solo eso, me preocupa el hecho de que se conviertan en una nueva forma de brecha social, económica y tecnológica.
En ese sentido me interesan mucho tus aportaciones relacionadas con desarrollar el modelo de sentient city y de urbanismo open-source, que espero seguir leyendo 😉