Definiendo el Ámbito Cívico
Desde ya muchos años (demasiados), estoy desarrollando una investigación de doctorado. En los primeros años me he centrado en las prácticas y los escenarios de hibridación físico-digital especialmente en relación a su impacto sobre los espacios públicos. Despues de un tiempo he movido mi interés hacia las prácticas colaborativas y de autoorganización que emergen desde el ámbito de los comunes.
Recientemente he dado otro giro y estoy centrandome en definir lo que llamo el Ámbito Cívico, un enfoque que estoy trabajando también con Adolfo Chautón de forma general y con Cecilia Ciancio asociado al desarrollo de lo que he llamado el Método de Diseño Cívico.
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Publico este texto con el objetivo de abrir el debate sobre el concepto de Ámbito Cívico para dialogar con cualquier persona interesada. Si lo ves interesante y quieres aportar tu opinión con un comentario estaré muy agradecido. También si te apetece estaré encantado de hacerte una entrevista. Con este objetivo el próximo miércoles 6 de febrero 2019 voy a empezar una serie de entrevistas desde la plataforma Think Commons para escuchar las opiniones de otras personas interesadas e implicadas en dinámicas de transformación y activación del territorio desde un enfoque inclusivo, multidisciplinar y con la integración de la utilidad de actuar desde diferentes ámbitos.
Primeros elementos para definir el Ámbito Cívico
De momento, entiendo el Ámbito Cívico como un Ecosistema de Relaciones, Sinergias, Infraestructuras, Conocimientos y Oportunidades que nos permiten superar las diferencias y romper las barreras que habitualmente existen a la hora de juntarnos para alcanzar una transformación y en general una mejor condición de vida en nuestros territorios.
Para proceder hacia la definición de este nuevo ámbito estoy reflexionando sobre cuáles son los ámbitos más reconocibles desde la cotidianeidad.
La dificultad que estoy encontrando tiene que ver con la elección de los aspectos a tener en cuenta para describir de forma general un ámbito y me gustaría encontrar un esquema fácilmente comprensible pero que no deje atrás la complejidad de la realidad.
Empezamos entonces con aclarar y precisar lo que me interesa.
Estoy interesado en entender las prácticas relacionales, desde la perspectiva del habitar y por ende de los fenómenos de poder que lo acompañan.
Actualmente es bastante común la referencia a tres o cuatro ámbitos. Sin embargo me parece que están prácticamente definidos en base a una reflexión que pertenece casi exclusivamente al campo de la Economía y de la Gobernanza de los Territorios. Unos muy comunes son por ejemplo: Ámbito Público, Ámbito Privado, Ciudadanía y Universidad. Me parece que suele faltar una aproximación más humana donde tengamos en cuenta factores como los afectos y los cuidados.
¿Cuales elementos y características describen un ámbito? ¿Pueden los ámbitos: Público, Privado, Sociedad Civil, Comunes, Universidad describir los ámbitos de relación y acción de un territorio? ¿Son suficientes? ¿Si es que no, que falta? ¿Tienes algunas referencias? ¿cómo lo puedes relacionar con tu trabajo, tus proyectos y tus investigaciones?
El acercamiento sobre el que estoy trabajando intenta tener más en cuenta las formas relacionales y las prácticas de poder relacionadas con el habitar y la gestión de un territorio.
Desde esta lógica podemos hablar de cuatro ámbitos: Doméstico, Mercado, Institucional y Social.
Doméstico: es el ámbito de las relaciones familiares y amistosas donde desarrollamos las prácticas relacionales más próximas y cotidianas. Aquí desarrollamos una confianza muy alta y prima lo afectivo. Es el ámbito donde nos sentimos naturalmente con poder. El poder está en nosotras mismas.
Mercado: es el ámbito de las relaciones profesionales y económicas, donde existen unas reglas que condicionan las relaciones y donde existe un objetivo como base de la relación que es el conseguir un recurso o un resultado predefinido. Es el ámbito productivista, donde el valor se desprende de forma material alcanzando resultados concretos. En este ámbito normalmente suele haber alguien que tiene más poder, de hecho el sentido mismo de la relación tiene que ver muchas veces con una redistribución de poderes. La utilidad y los objetivos alcanzados se quedan aquí y tienen que ver sobretodo con los deseos a nivel individual.
Institucional: es el ámbito de los símbolos y de la continuidad. Las relaciones tienen el objetivo de mantener vivos los símbolos para dar continuidad a los equilibrios que caracterizan un territorio, una sociedad o una comunidad. En este ámbito básicamente nos dedicamos a generar formas de poder que dejamos por encima de nosotras. Las mismas formas que tiene el objetivo de garantizar la convivencia en el presente y en el futuro. Aquí los objetivos siempre se quedan por encima de las individualidades.
Social: es el ámbito relacional alejado de los intereses particulares y de los afectos. Aquí nos relacionamos con las otras personas sin tener el afecto y la confianza de lo doméstico y de lo cercano, ni tampoco unas reglas definidas. Es el ámbito en el que ponemos de lado al poder. Desde este ámbito nos podemos encontrar con la capacidad de auto-organizarnos puesto que nos podemos alejar de las dinámicas de poder más fuertes e instituidas, por las praxis y las infraestructuras de un territorio. La relación en este ámbito no tiene porque tener un objetivo amplio y que vaya más allá de lo que produce cada relación misma. Por ejemplo hablamos de intercambio o producción de conocimiento.
Me parece que en cado uno de estos ámbitos es bastante común generar prácticas excluyentes que dificultan incluir y aceptar o simplemente dialogar con lo que pertenece a otro ámbito.
¿Me gustaría saber que opinas de esta descripción de los ámbitos relacionales pensados desde el habitar? ¿qué cambiarías? ¿cuales son los puntos menos claros y más débiles? ¿Tienes algunas referencias? ¿cómo lo puedes relacionar con tu trabajo, tus proyectos y tus investigaciones?
Estos cuatro ámbitos coexisten a diario en nuestro habitar, sin embargo estamos acostumbradas a diferenciarlos y separarlos y nos cuesta pensar que una misma acción, proyecto o estrategia pueda ser buena para los cuatro.
Existe incluso una desconfianza entre ellos.
Mi principal inquietud es que me parece que la justicia social, las oportunidades, las infraestructuras y en general la cultura y calidad de vida, disminuyen cuando estos ámbitos se quedan desconectados, imposibilitando además cualquier avance en cuanto a resiliencia y sostenibilidad. Dicho de otra forma estoy convencido que los retos a los que se enfrenta el planeta requiere necesariamente de los cuatro ámbitos y de la capacidad de actuar a la vez a nivel local y global. Actualmente vemos como nosotras mismas, las personas, en función de donde nos sentimos más cómodas, nos empeñamos en posicionar uno de ellos por encima de los otros.
Un ejemplo lo encontramos con el re-descubrimiento de los comunes. En los últimos años hemos vuelto a hacer referencia, y cada vez con más fuerza, al ámbito del procomún o bien común, esencial para recuperar la importancia de la capacidad de las personas para auto-organizarse y conseguir mejorar la calidad de su entorno más allá de las prácticas que pertenecen al ámbito de lo público y de lo privado. Sin embargo, vemos que la intensidad con la que hablamos, redescubrimos y activamos imaginarios y contextos basados en el procomún, se acompaña también de una tendencia mucho menos inclusiva. Me refiero a la activación de un juicio de valor tácito, y cada vez más explícito, que pone arriba del todo, como lo mejor, lo más justo y lo más “políticamente correcto”, lo que asociamos al procomún y lo colectivo, y abajo del todo, como lo más insolidario y egoísta, a lo privado.
¿Qué opinas sobre esta dinámica? ¿Es algo que veo solo yo, o tu también ves que es algo que está pasando? ¿Cómo podemos evitarlo?
Profundizando en las dinámicas de relación, convivencia y organización entre personas, sin olvidar su relación con el territorio, podemos hacer referencia a tres diferentes ámbitos o escalas de desarrollo personal: el Yo, el Nosotras y el Todo. Con el Yo nos referimos a lo Personal; con el Nosotras nos referimos a nuestras Familias y Comunidades (o nuestra pertenencia a grupos); y con el Todo nos referimos a nuestra relación con la Sociedad o el Territorio. Desde esta perspectiva podríamos describir nuestra implicación con el territorio en el que vivimos desde tres ámbitos esenciales que son lo Personal, lo Relacional y lo Territorial, es decir, comportándonos como personas autónomas, interdependientes y ecodependientes a un mismo tiempo.
Estos tres ámbitos coexisten a diario en todo lo que hacemos, sin embargo estamos acostumbradas a diferenciarlos y separarlos y nos cuesta pensar que una misma acción, proyecto o estrategia pueda ser buena para los tres.
Si, además de lo conocido y lo establecido, logramos interactuar desde un ámbito líquido, manteniendo el “nosotras” como eje, sin olvidarnos del “yo” y del “todo”, estaríamos frente a un ámbito en constante movimiento, con capacidad de adaptarse a las circunstancias de manera resiliente. Un contexto donde poner en valor el conocimiento, el tiempo y las experiencias individuales para transformarlo en un conocimiento colectivo que genere nuevos imaginarios y un fortalecimiento del tejido social.
De aquí la necesidad de describir un ámbito donde se genera esa sincronización y se promueve un Ecosistema donde diferentes individuos y actores, interactúan y generan sinergia: un ámbito donde diferentes componentes trabajando en conjunto dan lugar a la existencia de un fenómeno diferente y novedoso, que no puede explicarse a través de sus partes: esto es Inteligencia Colectiva.
Veamos más en profundidad el sentido del Ámbito Cívico…..
La llegada de las nuevas tecnologías nos han abierto el camino para nuevas prácticas relacionales y un nuevo imaginario colectivo que es capaz de tener en cuenta por primera vez y de forma sincronizada, la dimensión local junto con la global, generando la que se ha llamado la dimensión Glocal.
Para articular el sistema de relaciones encontramos que, sobre la base de las formas, las reglas y las gobernanzas podemos reconocer nuestras formas de acción y habitar desde cuatro diferentes ámbitos: lo Doméstico y el Mercado (que por simplicidad podemos reconocer como lo Privado) y lo Institucional y lo Social (que también simplificando podemos identificar como lo Público).
Estamos definiendo entonces el Ámbito Cívico (Civic Realm) cómo aquél en el que se encuentran procesos, elementos y características de los cuatro ámbitos: Doméstico, Mercado, Social, Institucional.
El ámbito cívico no necesariamente nace de la hibridación de los otros ámbitos sino de la acción y voluntad de los individuos que actúan desde esos ámbitos. De hecho una misma persona puede actuar simultáneamente desde todos estos ámbitos.
Una de las situaciones más clásicas cuando tenemos en cuenta la posibilidad y la capacidad de actuar de forma colectiva en un territorio está en la sobrevaloración del sentimiento de solidaridad por encima de todo, llegando a obviar la dimensión personal y doméstica, que acaba por ser entendida como el ámbito del egoísmo. De manera que lo colectivo se entiende como una forma de equilibrio y de balance de la acción individualista que hacemos desde lo doméstico o desde el mercado, es decir lo privado.
En realidad nos damos cuenta que necesitamos incorporar en un mismo ámbito ese aspecto personal y doméstico junto con el aspecto social y relacional, porque si perdemos de vista el yo perdemos de vista también el porqué y el propósito de nuestras acciones y nuestra propia vida.
Otro problema clásico que se podría resolver con la emergencia del ámbito cívico tiene que ver con la identificación de las dinámicas económicas con los intereses particulares que necesariamente tienen que mantenerse fuera de las prácticas solidarias, relacionales y colectivas, para evitar la posible perversión del proceso. Este imaginario ha provocado al final la proliferación de los profesionales de lo colectivo y de la participación, es decir una “elite” que se puede permitir estas prácticas porque otros le están preparando la comida en casa, o porque han decidido aceptar una explotación laboral que ocurre en el espacio del mercado que mantenemos separado y alejado de nuestro espacio cotidiano relacional. Construyendo continuamente espacios de mayor pureza relacional social protegido de los impuros como son el mercado y lo doméstico, donde de todas formas tenemos que acudir.
El ámbito cívico nos ayuda a generar el imaginario y a entender el contexto y prácticas emergentes donde sí somos capaces y conscientes de la necesidad de conectar y sincronizar lo personal con lo relacional y lo territorial.
Veamos el ejemplo de un huerto urbano o de una plaza autogestionada. Esta se puede entender como un ámbito cívico. Los otros ámbitos no necesariamente aportan directamente sin embargo contribuyen. Por ejemplo, el estado (lo institucional/público) contribuye quitando el huerto del ambito del mercado, pero al mismo tiempo retirándose de su responsabilidad de gestión y dejándola en manos de los ciudadanos (lo social). El mercado también interviene, aunque de forma indirecta: las personas tienen que liberar su tiempo para poder dedicarse a la gestión de este espacio, tendrán que conseguir los recursos para vivir en otros ámbitos de mercado. Sin embargo en el caso de que en el propio huerto se permitiera las dinámicas tipicas del ámbito del mercado, entonces las personas tendrían mayor libertad y tiempo porque no tendrían que ir a otros ámbito a conseguir los recursos primarios para vivir. Por otro lado el ámbito doméstico también contribuye apoyando a los individuos que se implican en este proceso proporcionando el cuidado y el apoyo necesario que les permite satisfacer las necesidades primaria. Posiblemente hay personas que pueden dedicar tiempo a este huerto porque otras personas del ámbito doméstico le están preparando la comida o se están ocupando de cuidar a otros miembros de la familia en su lugar.
Las personas, los individuos pertenecen a todos estos ámbitos y pueden generar el nuevo ámbito cívico. Los ámbitos existentes pueden contribuir cediendo algo que habitualmente le compete o pertenece.
¿que opinas de esta reflexión sobre el ámbito cívico? ¿cómo lo describirías? ¿qué características tendría? ¿cómo crees que podríamos activarlo? ¿cuales son los principales puntos débiles? ¿Tienes algunas referencias? ¿cómo lo puedes relacionar con tu trabajo, tus proyectos y tus investigaciones?
Para describir este ámbito cívico utilizamos una matriz con dos ejes. En un eje nos centramos en el grado de interés, del más particular al más general y en el otro, nos centramos en el nivel de interacción, de la más personal a la más global.
El cruce entre ellos generan los cuatro ámbitos: lo doméstico, el mercado, lo institucional y lo social. Además nos generan cuatro vectores que nos indican lo más integrado, lo más autónomo, lo más local y lo más global.
¿Qué opinas de este esquema? ¿qué cambiarías? ¿Te parece comprensible?
Créditos: Gráficos de Cecilia Ciancio basados en el trabajo original de Adolfo Chautón