Sentient Identity: Identidad Digital contextualizada en tiempo real

Las ciudades carecen de espacios de oportunidad para la ciudadanía, para el desarrollo personal y social.

Nuestro estilo de vida, junto a nuestro modelo económico y social, nos empuja a construir comunidades completamente desconectadas del espacio en el que vivimos. Nuestra condición glocal nos permite estar igual de conectados con nuestros vecinos que con los amigos y familiares de otros barrios o de cualquier otra ciudad del mundo. Podríamos incluso decir que se está creando un desequilibrio, que nos lleva a acercarnos más de lo que tenemos más lejos. Es decir que nuestras relaciones sociales se desarrollan cada vez más fuera de nuestro entorno físico más inmediato, cada vez más alejadas de nuestra calle o de nuestro barrio.

En este contexto es importante preguntarnos cómo se desarrolla nuestra Identidad Social y como conseguimos, como ciudadanos, ser protagonistas de la identidad del espacio en el que vivimos.

Durante años hemos entendido lo Digital como Virtual, es decir como algo fuera de la Realidad, o por lo menos alternativo a la Realidad; hemos confundido lo “real” con lo “presencial o físico”. Cuando hablábamos de tecnologías digitales y telemáticas, a menudo nos referíamos a conceptos como “Realidad Virtual” entendida como una dimensión paralela y alternativa (veáse Second Life).

Todo lo que es Digital ya no representa una novedad tan sorprendente como ocurría hace unos años, sin embargo no podemos olvidar que lo Digital ha entrando en nuestras vidas en un tiempo relativamente corto; modificando nuestro estilo de vida según unos parámetros para los que no hemos recibido ningún tipo de educación. Evoluciona rápidamente afectando hasta lo más personal, es decir a nuestra propia Identidad.

¿que es la identidad?

Hemos crecido y nos han educado en un contexto en el que solo existía la Identidad Presencial: en pocos años hemos creado un nuevo ecosistema tecnológico/social en el que la Identidad Digital ha llegado a ser muy relevante.

Todos estamos acostumbrados a gestionar nuestra Identidad Presencial en cualquier entorno, lo hacemos en todo momento sin darnos cuenta; sin embargo todavía no sabemos gestionar nuestra Identidad Digital. Ni siquiera somos del todo conscientes de la importancia que está ha adquirido y, por consiguiente, de la necesidad de gestionarla.

La Identidad Digital tiene características peculiares y una dimensión temporal un tanto especial, donde presente y pasado se funden. Su definición, desarrollo y difusión están condicionadas por la actividad (digital) de cualquier amigo, conocido o compañero de trabajo, con lo cual nadie puede tener control completo sobre ella.

Mientras todavía seguimos aprendiendo, experimentando y entendiendo su esencia, surge un nuevo problema/oportunidad, es decir la posibilidad de gestionarla en tiempo real y contextualizada según el lugar y las personas que configuran el entorno en el que nos encontramos.

Las pruebas de esta nueva oportunidad las encontramos en el éxito que están teniendo las herramientas para la gestión de redes sociales como facebook, twitter y la recién nacida google+.

Estas herramientas nos están vehiculando hacia un nuevo modelo relacional basado en el concepto de red. Con las redes sociales hemos empezado a experimentar un marco de confianza más amplio del que hemos conocido hasta la fecha.

Como nos explica Dolors Reig, existen estudios (The Pew Research Center’s Internet & American Life Project) que demuestran cómo la confianza, la tolerancia, el apoyo social y la implicación social y comunitaria se ven aumentados también gracias a la hiperconectividad social que vivimos. Más apoyo, en definitiva a los argumentos de quienes pensamos que las redes son “sociables” además de sociales.

Nos relacionamos con gente desconocida de forma “despreocupada” gracias a la trazabilidad de su identidad digital. En cierto modo estamos experimentando esa conciencia de que cada identidad (cada persona) es alcanzable en cualquier momento de una forma directa o indirecta. Nadie puede desaparecer de repente. Esto parece ofrecer una cierta tranquilidad y nos hace confiar más en el prójimo.

Volvemos ahora a la idea de comunidad de proximidad.

En el entorno Digital utilizamos la palabra “comunidad” para referirnos a un grupo de personas que se interesa, trabaja y debate alrededor de un tema concreto. Sin embargo, tradicionalmente hemos utilizado la palabra “comunidad” más bien para definir a un grupo de personas que comparte y vive un espacio más o menos amplio.

Henri Tajfel y John Turner hablaban a mediados de los ‘80 de la existencia de un deseo por parte de cada individuo de una Identidad Social positiva y propia que se logra al comparar el grupo al que se pertenece con otro grupo relevante. Según esta teoría de la identidad social, nos definimos y nos evaluamos e partir de nuestro grupo social; podríamos decir que los grupos ofrecen una identidad social a los miembros.

Es imprescindible ahora entender de qué grupos estamos hablando y como nacen y se desarrollan. Es posible que estos grupos ya no tengan ninguna conexión con un espacio físico especifico, con lo cual estamos desarrollando identidades sociales completamente desligadas del lugar en el que vivimos, es decir, de nuestro hábitat.

Los medios de comunicación de masas ya se han encargado durante las ultimas décadas, de ofrecer grupos “al uso” completamente decontextualizados, es decir modelos de referencia completamente desligados de las identidades locales.

La tendencia parece estar cambiando. Los grupos se multiplican y se contextualizan. Los ciudadanos empiezan a rechazar los modelos prefabricados: quieren volver a ser protagonistas.

Internet nos abre nuevas puertas con la Identidad Digital que se expande en mil direcciones.

Gracias a los smartphones (Situated Technology) la Identidad Digital se mueve con nosotros, con lo cual la dimensión digital interactúa directamente con el entorno físico/social. De momento el modelo de relación social “clasico” de nuestra Identidad Digital (redes sociales) nos obliga a pasar por una fase previa con la que construimos una red o comunidad de “amigos” con los cuales posteriormente compartimos información.

A escala urbana hablamos de “Sentient City“, termino con el que definimos un modelo de ciudad basado en un ecosistema tecnológico/social donde el conocimiento, las acciones colectivas y las interacciones entre personas y espacios se potencian aprovechando las nuevas posibilidades ofrecidas por la hibridación físico-digital.

Sentient Identity

Todavía no existe un modelo de socialización de tipo instantáneo, donde el factor determinante sea la posición física (la proximidad), más que la estructura social de amigos y conocidos.

Cuando la Identidad Digital está desconectada del espacio físico sigue dependiendo de una dimensión temporal extraña que no llega nunca a tener un presente sino más bien un extraño pasado mezclado al presente. Para dar una dimensión de presente (live) esta debe poder adaptarse a los lugares en el que se encuentra.

Hasta que la gestión de mi Identidad Digital esté desconectada del lugar en el que me encuentro no podremos hablar de una conexión real entre lo físico y lo digital.

Interactuar con las personas que configuran un espacio sin tener que pasar por el típico proceso de agregarles como amigos, es decir, simplemente aprovechando la proximidad, nos abre el camino a la construcción de nuevos entornos de oportunidad, los que Eduardo Serrano llamaría “espacios comunes”, es decir espacios temporales que nacen gracias a la interacción de dos o más personas.

De esta forma la Identidad Digital puede funcionar y reaccionar en tiempo real, interactuando con todo tipo de emisores de información, humanos o no, que configuran un entorno, reconquistando así el tiempo presente que no tiene cuando se queda en su condición de ubicuidad, sin conexión directa con la posición física de la persona.

La posibilidad nace de aprovechar la velocidad de intercambio de la información digital y la capacidad de los smartphones y otros dispositivos, de analizarla, procesarla y sugerir a los usuarios acciones, lugares, proyectos y contactos cercanos que es probable que les gusten (serendipia).

Podríamos definir este proceso de contextualización en tiempo real de nuestra Identidad como “Sentient Identity” o “Identidad Sensible”, termino con el que hacemos hincapié en su capacidad de re-accionar, inter-actuar y adapatarse aprovechando el contexto fisico/digital en el que se encuentra en cada momento. Hablamos en otras palabras de referenciar en el espacio la Identidad Digital y de permitir que su interacción con el entorno no sea estática y atemporal sino dinámica y absolutamente condicionada por el presente.

Este concepto también puede aplicarse a los lugares de manera que su identidad pueda enriquecerse con la capa digital creada colectivamente gracias a la información digital que aportan aquellas personas que lo viven y lo usan. En este caso tendríamos entornos temporales en cuya creación participan objetos (o sensores) y personas: una versión aumentada de lo que Eduardo Serrano define como espacio común.

¿Pero donde se queda lo local?

Aquí es donde la Identidad Sensible puede aportar más en términos sociales; situándose justo en ese espacio tan delicado que es la relación entre lo personal y lo colectivo, lo privado y lo público, en tiempo real.

¿Como hacer para que estos procesos que ocurren en las redes sociales salten al plano local?

Mi identidad ahora mismo es completamente invisible en mi barrio, y considero que podría ser beneficioso crear las herramientas que permitan a los ciudadanos mostrar su presencia a los vecinos, liberando un mínimo de información de su identidad digital a sus vecinos.

Sabemos que para su supervivencia, una comunidad necesita incluir dinámicas que permitan a sus miembros reconocerse entre ellos, saber quién forma parte de ella y quién no. La presencia y la visibilidad de cada miembro se vuelve esencial para “recordar” su pertenencia a la comunidad.

Comentábamos como la “Comunidad” se ha basado hasta ahora en la proximidad y su dependencia de la visibilidad. Reconocer a una persona como vecino ha sido condición necesaria y suficiente para considerarle como miembro de una comunidad.

¿sería posible hacer lo mismo desde lo digital?

Esa visibilidad sería posible gracias a la Identidad Sensible.

La Identidad Sensible de un lugar puede ser una oportunidad para valorizar el contexto local y para visualizar aquellos procesos de creación colectiva (procomún) desarrollados por la comunidad local, que difícilmente suelen llegar a quienes no han sido protagonistas de su creación. En otras palabras estaríamos ante la posibilidad de acceder a parte del conocimiento tácito que una comunidad produce alrededor de un determinado lugar.

Cualquier dinámica o herramienta que pueda favorecer y potenciar los momentos de conexión de una comunidad de proximidad, a fin de mejorar la comunicación entre vecinos, puede resultar determinante para que siga habiendo solidaridad social y entornos de oportunidad dentro de una comunidad local.

La Identidad Sensible nos puede ayudar a fortalecer aquellos procesos capaces de crear comunidades de proximidad. Existe una complejidad urbana que con buena probabilidad nos podría ofrecer más espacios y procesos de oportunidad al conectarnos con nuestros vecinos, sin embargo faltan las herramientas: la identidad sensible puede ser una de ellas.

Las nuevas tecnologías nos pueden ayudar a crear espacios urbanos más atractivos, capaces de favorecer una mayor interacción entre las personas y los espacios en los que viven y se mueven.

Lo digital y lo presencial ya no son mundos paralelos e independientes, sino las dos caras de una misma moneda. La hibridación físico-digital de la ciudad, así como la de nuestra propia identidad, es cada vez más evidente y relevante. Para gestionar y entender la complejidad de nuestro hábitat ya no podemos no tener esta variable en cuenta.

Hablaré sobre Sentient Identity el próximo miercoles 16 de noviembre (19h30 hora de madrid) en la 3º sesión de “Think Commons | Sentient City“.

Imagen de Francesco Cingolani.
Agradecimientos a Marisa por su revisión del texto.

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